Siendo doce de junio del año once por la tarde.
A las puertas del verano que cambiará mi vida.
Junto con mi mate humeante y sol que arde.
Yo me pregunto por mi sino, mi vida, mi día.
En San Isidro tomé Canarias y en junio Amanda.
Conocí el verde mate, el brillo de mi vida.
Sembré semillas nuevas y quemé la hierba mala.
Cosa que hizo arder el pasado, aquel día.
Lo primero que quemé, quemaré y arde es la grasa de mi mente.
El veneno de mi vida pasada arde sin necesidad de alcohol.
El aceite que cubrió mi vida arde para siempre.
Ya no quiero más mentira, podredumbre y mal olor.
Sara, Rosa y puede que Vanessa, se tengan que ir.
No puedo mantener la misma actitud, no con ellas.
No lo sé yo tampoco quiero lloros, pero es así.
No será igual, no será idéntico, siempre serán bellas.
No quiero volver a hacer letras vacías.
No puedo volver a quedarme a medias con todo.
No debo no hacer nada, por las esquinas.
Tengo que amar, si quiero, y no amar todo.
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